22/1/11
Diversidad de religiones
16/12/10
Alcanzar tu sueños..
28/4/10
Siempre adelante
21/6/09
Estar en el presente
24/5/09
Lo Divertido en el Hombre
10/5/09
Mensaje acerca de la muerte
Todo se transforma
Profundidad
31/3/09
Estados de conciencia
15/3/09
22/2/09
Conección oculta de Jesús con los Astros, parte 1.
28/1/09
Preguntas sin respuestas
26/1/09
El Maestro
Realidad de la Televisión
Vida en Movimiento
1/1/09
¿Buena o mala suerte?
"Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo se escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse de él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó:
"¿Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿quién sabe?".
Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador. Este les respondió: "¿Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quién sabe?".
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de esos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró el hecho como una desgracia, no así el labrador quien se limitó a decir:
"¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?".
Unas semanas más tarde, el ejército entró al poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¿Quién sabe?
"Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino. Así pues, será postura sabia que dejemos a Dios decidir lo que es buena suerte y mala suerte y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien para los que le aman."
24/12/08
16/12/08
La tasa de té (cuento Zen)
Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: "A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"
13/12/08
Somos como dioses
7/12/08
Cambiarse uno mismo
El Sufi Bavazid dice acerca de si mismo:
De joven yo era un revolucionario y mi
oración consistía en decir a Dios: “Señor,
dame fuerzas para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciendome adulto y
cai en la cuenta de que me había pasado
media vida sin haber logrado cambiar a
una sola alma, transforme mi oración y
comencé a decir: “Señor, dame la gracia
de transformar a cuantos entran en
contacto conmigo. Aunque solo sea a mi
familia y a mis amigos. Con eso
me doy por satisfecho”.
Ahora, que soy un viejo y tengo los días
contados, he empezado a comprender lo
estúpido que yo he sido. Mi única oración
es la siguiente: “Señor, dame la gracia de
cambiarme a mi mismo”. Si yo hubiera orado
de este modo desde el principio, no habría
Filosofía aquí y ahora
18/11/08
Cerrando etapas
Un día más, es un día menos.
14/11/08
El Tren de la vida
9/11/08
Paciencia y Confianza
7/11/08
Seis maneras de gustar a la gente
- Interésese auténticamente en los demás
- Sonría
- Recuerde que el nombre de una persona es para ella el sonido más dulce y más importante que puede escuchar
- Sea un buen oyente. Aliente a los demás a hablar de si mismos
- Hable siempre de lo que le interesa al prójimo
- Haga que la otra persona se sienta importante, y hágalo sinceramente
El Poder de la influencia
El Bien y el Mal
Actitud Causa y Efecto
29/10/08
Reflexión
25/10/08
Espiritualidad y Vida, Parte 1
Pasos
14/10/08
Nadie se cruza en tu vida por azar
12/10/08
La Llave de la Felicidad
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana. El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior. La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad. El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena. Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras. Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto placidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo. Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama de al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca. El hombre pregunto a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
"Quizás solo quería animarle a usted".
Epilogo: Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble. Si quieres sentirte rico, sólo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar. Hoy es un regalo. Por eso se llama presente.