24/12/08
16/12/08
La tasa de té (cuento Zen)

Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento Zen.
Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo?
Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó: "A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"
13/12/08
Somos como dioses
7/12/08
Cambiarse uno mismo

El Sufi Bavazid dice acerca de si mismo:
De joven yo era un revolucionario y mi
oración consistía en decir a Dios: “Señor,
dame fuerzas para cambiar el mundo”.
A medida que fui haciendome adulto y
cai en la cuenta de que me había pasado
media vida sin haber logrado cambiar a
una sola alma, transforme mi oración y
comencé a decir: “Señor, dame la gracia
de transformar a cuantos entran en
contacto conmigo. Aunque solo sea a mi
familia y a mis amigos. Con eso
me doy por satisfecho”.
Ahora, que soy un viejo y tengo los días
contados, he empezado a comprender lo
estúpido que yo he sido. Mi única oración
es la siguiente: “Señor, dame la gracia de
cambiarme a mi mismo”. Si yo hubiera orado
de este modo desde el principio, no habría